Longitud: 500 m.
Duración: 15 minutos
Dificultad: Fácil (pendiente algo pedregosa)
Época: Abstenerse en lluvias
El atractivo arqueológico del
Bentayga se complementa con las cuevas que proponemos visitar en esta ocasión,
las cuevas del Rey. A apenas seis minutos en coche del roque Bentayga, este
conjunto troglodita ofrece al excursionista un entramado de cuevas, silos y
sinuosas escaleras horadadas en la roca no apta para todos los públicos, ya que
las personas con vértigo pueden pasar un mal rato intentando alcanzar el punto
álgido, la imponente cueva del Rey.
Para llegar hasta aquí, debemos
tomar la misma ruta que para visitar el Bentayga (véase ruta del Roque Bentayga en este mismo blog). Existe un cruce
antes de llegar que marca la GC-605, en dirección Chorrillo- El Roque. Tomamos
este desvío y seguimos hasta llegar al cruce que se muestra en la foto. Aquí
podemos dejar el coche y tomar el camino que marca el letrero 'El Roque'. Pocos
metros más adelante, veremos a nuestra izquierda una escalera que sube. Es el
inicio del sendero.
Ascendemos por el camino y a los
pocos metros ya aparecen las primeras cuevas, con un pequeño guardián que nos
da la bienvenida. Son, como puede apreciarse, viviendas prehispánicas, con sus
habitaciones correspondientes. Existen multitud de ellas por todo el camino. En
este roque existía además un manantial de agua, que aprovisionaba a la
población que durante cerca de mil años, pobló esta zona de la Caldera de
Tejeda.
Continuamos la senda, agarrándonos bien a la cuerda que existe en este último tramo para llegar a las cuevas más inaccesibles y también las más grandes. Aparece ante nosotros una gran cueva y, a su izquierda, con una entrada muy oscura, otra superior a la que sólo se accede por una escalera excavada en la roca. Subimos por ella y entraremos en la Cueva del Rey o Guayre de la zona.
Se trata de una excavación de más de dos metros de altura, ocho de profundidad y unos seis de ancho. A su izquierda existen dos aberturas que llevan a dos pequeñas habitaciones para el almacenaje. La multitud de cazoletas horadadas en el suelo llevan a pensar que se tratase de anclajes para colocar pequeñas mesas o muebles rudimentarios. Lo más llamativo de esta cueva, además de su imponente tamaño, es la oscuridad que hay en ella. El techo está completamente negro, fruto de las filtraciones de agua, lo que incrementa aún más su aspecto tenebroso. Cabe destacar la importancia de este emplazamiento, ya que, junto a la necrópolis del Roque del Camello, junto a él, el conjunto de cuevas del Guayre es aún objeto de estudio por la ingente cantidad de restos arqueológicos que se hallaron en su interior, lo que lo confirma como uno de los asentamientos aborígenes más importantes de Gran Canaria
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